Comienzo este serial de poemas con la primera entrega, Miguel Hernandez. El autor, José Miguel Molero Cid, ha cedido a Improvisa la narración de sus textos con su propia voz. Todos los poemas pertenecen a "Poemario, Abril y Esparto" presentado en Improvisa hace un año.
Además del poema, José Miguel Molero nos deja una breve reseña. Sin más dilación os dejo con él, espero que lo disfruteis igual que lo he hecho yo, gracias José Miguel.
Cuentan que cuando Miguel Hernández llegó a Madrid, los literatos del Café Gijón al leer sus poemas le dijeron: Miguel, ahora que estás en Madrid habrá que buscarte un trabajo para subsistir.
Con la ingenuidad que, entre otras cosas, le caracterizaba, Hernández contestó: Ah, yo pensaba que en Madrid no había ya rebaños de ovejas.
Cuando tenía aproximadamente 12 años comencé a frecuentar uno de los pocos lugares culturales de Madrid, en los cuales se podían leer libro “prohibidos”. Club de amigos de la UNESCO en la madrileña Plaza de Tirso de Molina. Llegó a parar a mis manos por primera vez El rayo que no cesa. Me subyugó. Inmediatamente recurrí a la primera página para ver de qué nacionalidad era el autor. Entonces todo lo extranjero nos parecía enigmático, en los 70 España estaba cerrada al mundo. La Editorial Austral era y creo que continua siendo argentina, leí Impreso en Buenos Aires. Tuvo que ser mi hermano quien con un cariñoso pescozón me dijera que Miguel Hernández no era argentino, sino de Orihuela (Alicante). A continuación continué con León Felipe, Cernuda y tantos otros hasta hoy. Guardo aún aquel libro, tiene las hojas amarillas y descuartizadas por el paso de los años, subrayadas y alguna incluso manchada de la ceniza de los primeros cigarrillos que comprábamos sueltos a las piperas, así nos creíamos más hombres.
Este poema lo escribí en una servilleta de bar en el trayecto desde Conde de Peñalver hasta Narváez en el mismo autobús de la EMT que conducía mi padre. La línea 61.
Os dejo con la narración de la poesía………
(más…)